CUENTONUDO DE CAPERUCITA


Iba Caperucita por el monte, se encuentra al lobo que le pregunta:

- ¿Dónde vas Caperucita?.

- A lavarme el coño al río.

El día que me vino esto a la cabeza empecé a tirar del hilo en el cuento de mi niñez, descubriendo que en estos tiempos toca otra cosa.

Así empiezo a preguntarme:

En ningún cuento de Caperucita anterior que se precie se habla de su padre, ¿será quizá hija de madre soltera?, madre que tiene que dejarla sola aventurándose por el monte mientras se queda trabajando.

¿Y ese pobre lobo, al que se le atribuye una agresividad viril que asusta a las niñas desvalidas?

Nada más lejos de Caperucita.

¡Vaya, ni rastro queda!. No ha tenido el pobre que sufrir en todos los montecuentos injurias, persecuciones, rajamientos, etc. Tanto es así que se ha convertido en especie en extinción. 

Luego está Caperucita, teóricamente desvalida, aventurándose sola con su cestita y llevando ¿Qué?. 

Quizás se ha bajado pelis metiéndolas en un pendrive para verlas con su abuelita mientras está malita, o un licorcito de orujo que está tan rico y hace buena sobremesas, por si está mejor.

No se. Lo que si se es que las cestitas de todos los cuentos van tapadas con un trapito de cuadros, y que los bollitos engordan.

Además, Caperucita no se entera de nada porque va como todas las chicas. Con su mp3 enfrascada.

Llega a casa de su abuelita, donde encuentra una nota que dice: "Abre tu correo".

Como ahora las abuelitas tienen un ordenador en el que aparece uno de los nuevos cien nombres de Dios "Windows XP", teclea en él caperucitaroja@hotmail.com, contraseña " la roja".

Mi niña: Estoy en Benidorm con el leñador. 

Al quedarse en paro con esto del medio ambiente, le han ofrecido un contrato en un espectáculo. Tu sabes que tiene buenos músculos, así que se ha cogido la motosierra y allí nos hemos ido. 

Por cierto, estoy mejor. Te llamaré. Besitos.

Caperucita cierra tranquilamente su correo y sale al monte buscando su lobo en extinción a ver si de una vez fueron felices y comieron perdices.